LIDIA ASCUÑA, dueña de una chichería en el pueblo de Pisac,Calca, Cusco

LIDIA ASCUÑA, dueña de una chichería en el pueblo de Pisac,Calca, Cusco
“Con la cocina mejorada, preparamos más rica nuestra comida y ahorramos energía”
Nos encontramos en el distrito de Pisac, perteneciente al distrito del mismo nombre de la provincia de Calca, ubicado en el Valle Sagrado de los Incas, a más o menos 45 minutos en carro de la ciudad del Cusco. En el pueblo está uno de los centros arqueológicos que conforman la ruta del Valle Sagrado, visitada por muchos turistas durante todo el año. El objetivo de nuestro viaje hasta aquí es conocer y conversar con la Sra. Lidia Ascuña Sambrano, compradora de una cocina mejorada, para que nos cuente su experiencia con este tipo de cocinas.
 
La Sra. Lidia ha nacido en Pisac, tiene 60 años y, desde hace más de 5, es la propietaria de una Chichería a la entrada de su pueblo. Lidia nos comenta que, en esta zona, las personas toman su vaso de chicha cada día: a media mañana, como a las 11, hacen un alto en sus labores para tomar un descanso y conversar. Esto es diferente en otras zonas, en las que la chicha se toma al finalizar la tarde, cuando han terminado sus labores.
 
La Sra. Lidia nos cuenta que se enteró del proyecto “Munay Q´oncha” en una feria gastronómica que organizó la Municipalidad de Pisac en la plaza de Acchapata. Nos cuenta así: 
“Me gustó mucho y me interesó para tenerla en mi casa, así es que le pregunté al señor, que estaba en la feria, y me dijo que tenían una oficina en Calca y que con la institución Cáritas Cusco estaban promocionando las cocinas mejoradas”. De esta manera, Lidia se contacta con Cáritas Cusco y gestiona su cocina. Nos hace saber que la ha comprado al contado y que se la hicieron en muy poco tiempo.
 
Cuando entramos a ver su cocina, nos damos con la sorpresa de que la Sra. Lidia tiene dos cocinas mejoradas: una de tamaño estándar, que es con la que más trabaja, y otra, un poco más grande. Nos comparte que primero compró la cocina pequeña, que lleva usando ya medio año y con la que, en todo este tiempo, no ha tenido ningún problema: arde bien, no ensucia y no hay humo, ni hollín. Esto hace que ya no tenga los problemas que se generaban con el humo, que manchaba constantemente las manos y la ropa. Ahora todo es más higiénico. La Sra. Lidia nos cuenta también que ya no sufre de ardor de ojos ni dolores de  garganta.
 
Lidia nos cuenta que, como estaba muy satisfecha con el buen funcionamiento de la cocina pequeña, decidió ponerse nuevamente en contacto con Cáritas Cusco para conversar con uno de los responsables, el Sr. Lino. Cuando éste llegó, la Sra. Lidia le comentó su idea, como sigue: “Mira usted, Sr. Lino, yo necesito una cocina mejorada más grande, porque para hacer la chicha utilizo ollas grandes”. La Sra. Lidia lo hizo pasar, le mostró las ollas que utilizaba para hacer la chicha y le continuó diciendo: “Como puede ver, en esta cocina pequeña, no entran”. Fue así que Cáritas Cusco con financiamiento del Fondo de Acceso Sostenible a Energía Renovable Térmica – FASERT, le construyó una cocina Munay Q´oncha  más grande.
 
Actualmente, la cocina grande está a prueba para ver si cubre sus necesidades. Sobre esto, la Sra. Lidia nos cuenta que al principio la cocina grande no ardía bien, pero, como con “Munay Q´ocha” tienen asesoramiento permanente, los técnicos han cambiado la puerta de la cocina para que tenga una mejor ventilación y que ahora ya está funcionando bien.
 

Es importante explicar que estas cocinas mejoradas tienen una plancha de hierro fundido que funciona como una plataforma compacta, que permite alcanzar una temperatura más alta y conservar el calor. Anteriormente, la parte superior de las cocinas se cubría con cemento, que, con el calor, reventaba al poco tiempo, malogrando la cocina. Con esta nueva tecnología del hierro fundido, ya no hay ese problema y las cocinas funcionan muy bien.

La Sra. Lidia nos señala que, adicionalmente, la nueva cocina cuenta con un horno, que les permite preparar una amplia variedad de alimentos, como pasteles, cuy, pollo asado o papas, y que, además, mantiene el ambiente de la cocina sin humo, cuidando así su salud y la de sus familias. Antes tenía una cocina parecida, con un marco de metal, pero sin chimenea. La Sra. Lidia está convencida que estas cocinas son mejores y así nos lo cuenta: “Yo he sido la primera que he tenido estas cocinas y ahora también les hago propaganda. Cuando las personas vienen a tomar su chichita y van conversando, les cuento que tengo una cocina mejorada, que todo está limpio, y luego los invito a que pasen y vean mi cocina”.
 
Gracias a la difusión de los usuarios, como la Sra. Lidia, y al trabajo realizado por el equipo de Cáritas en Cusco, ahora en el valle hay muchas más personas que se han animado a comprar sus cocinas mejoradas. Se van pasando la voz y todos ganan: se venden más cocinas y la Sra. Lidia nos dice que ella también vende más, porque, mientras consumen su chichita, les invita orgullosa a ver sus cocinas, con la que también ha innovado: les ha puesto mayólica para facilitar su limpieza.
 
Antes de irnos, mientras nos invita un vaso con chica, la Sra. Lidia nos cuenta que, además, con esta cocina, ahorra mucho en combustible porque ya no tiene que comprar gas (utiliza leña). También gasta menos energía cuando prepara sus comidas, pues antes tenía que llevar sus cuyes y pasteles con un costo de S/. 1.50 por cada cuy. Ahora puede hacer todas sus comidas en casa, utilizando su horno para los cuyes, gallinas, pasteles y otros platos y así nos lo explica: “Acá (en la cocina mejorada), la comida sale más rica y más rápido. El cuy, sale más jugoso y la piel queda como galleta”.
 
Cáritas Cusco, con el financiamiento de EnDev GIZ Perú – FASERT – IICA, ya ha vendido más de 80 cocinas en esta zona, brindando además capacitación para su uso y realizando el seguimiento necesario a sus usuarios.
 
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